13Oct | Vivir sin temor

Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
Salmo 27:1

Recuerdo cuando era niño. La oscuridad de la noche me aterraba en ese entonces. Ya de adulto he comprendido que existe una oscuridad peor y es la de aquellas almas que no tienen la luz de Cristo. Sí, puedes tener a Cristo, y aun así vivir oscuro, con temores, tal y como una lámpara que estando encendida no irradia su luz a causa del polvo que la recubre. 

El salmista conocía bien que para no temer en esta vida de caos y destrucción, es necesario caminar con la luz de Dios. Es por ello que hace dos preguntas cruciales: ¿de quién temeré? y ¿de quién he de atemorizarme?

¿Cómo puedo vivir sin temor en esta vida?

Dejando a Dios ser nuestra luz. Donde hay luz, hay dirección, hay seguridad, hay guía. 

Dejando a Dios ser nuestra salvación. Hay situaciones en la vida que requieren la constante ayuda de un salvador. Es entonces que necesitamos depositar nuestra fe en el Salvador de las almas, en el Hijo de Dios que hace 2 mil años murió y al resucitar nos rescata o salva de la oscuridad eterna en las tinieblas del infierno. 

Basta con tener fe en Jesucristo como tu Salvador para que Él venga hoy a rescatar tu alma. Una vez que seas salvo espiritualmente, necesitarás la constante salvación de las adversidades que en esta vida enfrentarás. Deja que sea Dios tu Salvador. 

Por último, podemos asumir a Dios como la fortaleza de nuestras vidas. Es posible que en multitud de ocasiones te sientas sin fuerzas para seguir, pero si vienes a Dios, si le dejas tus cargas, Él no solo las llevara por ti, sino que promete aliviarlas, también darte descanso y paz. 

Consideremos en este día el acercarnos a Dios de modo que Él sea nuestra luz, salvación y la fortaleza de nuestras vidas. Así y solo así, nunca más tendremos temor.

Tiempo de Orar

Padre amado, en este día necesito que seas mi luz, te clamo para que vengas a ser mi Salvación y ruego a ti porque me urge que seas la fortaleza de mi vida. Por favor, perdóname por ignorar todo este tiempo que todo lo que necesito es a ti. En el Nombre de Jesús, Amen.