15Oct | Libres de la queja

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Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
1 Tesalonicenses 5:18

Si usted visita un restaurante o cualquier negocio, lo más probable es que encuentre un buzón de quejas y sugerencias. Igualmente si visita un hotel o un hospedaje, al final de su estancia le entregaran el libro de quejas. Estamos acostumbrados a quejarnos de todo: políticos que no hacen bien su trabajo, hermanos de la iglesia que no me agradan, la situación económica, y hasta de nuestro aspecto al mirarnos al espejo.

Somos la generación de la queja y ello nos impide disfrutar de las bendiciones. 

La Palabra de Dios nos enseña que nuestra queja debemos sustituirla por su antónimo espiritual: el agradecimiento. Es así que nos encontramos al apóstol Pablo aconsejando a los hermanos de Tesalónica y a nosotros hoy. 

Dad gracias. Si reflexionamos un segundo vendrán a nuestra mente miles de razones que nos conducirán a la queja. Esta actitud nos empaña la vista espiritual de modo que no podemos ver a Dios obrando. La queja no resuelve nada, el agradecimiento sí. Un corazón agradecido es aquel que dice: Dios, tú puedes cambiar completamente mi historia, solo tú puedes transformar mi tristeza en gozo.

Dad gracias en todo. Es interesante que Pablo no dice: den gracias cuando todo marcha "viento en popa" o "color rosa". Pablo aclara 'en todo'. Ello supone que tras el caos o en medio de él, la actitud correcta es el agradecimiento. Incluso tras la pérdida física de alguna persona querida, nuestra actitud debería ser de gratitud por el tiempo que Dios nos permitió estar con ella.

Esa es la Voluntad de Dios para con nosotros en Cristo Jesús, o sea, la constante gratitud tanto en todo tiempo como en toda circunstancia. 

La queja se centra en las condiciones temporales pero el agradecimiento se enfoca en la naturaleza de Dios, en sus atributos. Aprendamos en esta jornada a ser totalmente agradecidos a Dios en todo y determinémonos a abandonar la queja, pues ella solo produce estrés, agonía, resentimiento, odio, maledicencia, y mucho más. 

Dios no tiene libro o buzón de quejas y sugerencia. El libro de Dios es su Palabra y en ella, solo hallaremos motivos para decir constantemente: Gracias Padre amado.

Seamos libres de la queja y demos la bienvenida a la gratitud.

Tiempo de Orar

Padre amado, te agradezco por enseñarme a agradecer. Hoy me determino a sustituir mi queja por gratitud, ayúdame en ello. Gracias por todo y en todo. En el Nombre de Jesús. Amén.

Si este devocional ha sido de bendición y edificación a tu vida te animo a compartir y dejar tu comentario aquí abajo.

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