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Dicta un dicho muy conocido, que la repetición es la madre de la enseñanza. Nuestro cerebro está configurado para fijar con mayor rapidez aquella información que con mayor frecuencia recibimos. Los especialistas en Marketing saben terriblemente bien esta información.
¿Has notado que cuando andas en las redes o viendo un programa de televisión repiten hasta el cansancio los mismos anuncios? Justamente se debe a que una vez dentro de tu cerebro, esa información repetida te condicionará en el momento de decidir, y eso es inevitable.
¿Qué pasaría entonces si repites una y otra vez la Palabra de Dios? Imagina solo por un minuto cuánto bien puedes traer a tu alma con tan solo tomar un versículo cada semana y repetirlo una y otra vez: Aprenderías la Biblia en pocos años. Dios encomendó a los padres que hicieran esto con sus hijos en Israel.
Las repetirás a tus hijos. Repetir grabará en la mente las enseñanzas y principios que la Palabra de Dios tiene. Más que el último videojuego o el par de zapatos último modelo, nuestros hijos necesitan esta Palabra, así como la necesitamos nosotros. Al repetirlas a nuestros hijos, las estamos repitiendo nosotros también. Esta es una técnica de dos en uno. Wow! Las estrategias de la Biblia son las mejores.
Hablarás de ellas estando en tu casa. No solo es repetir la Biblia, también es necesaria explicarla en aquellos detalles que puedan causar duda. Para explicarla es necesario contar con la ayuda del Espíritu Santo, quien nos guía a toda verdad. "Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho." (Juan 14:26)
Andando por el camino. La Palabra de Dios es para la vida personal, familiar (casa), así como para la vida pública. En nuestras relaciones con otras personas, sean conocidas o desconocidas, Dios nos encomienda a compartir la Palabra con otros, lo que se traduce en ser testigos de Cristo, enseñándoles que guarden Su Palabra. "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén." (Mateo 28:19-20)
Al acostarte. Los niños aman que les contemos cuentos antes de dormir. Es entonces que debemos aprovechar para contarles, no cuentos, sino historias verídicas de la Biblia donde ellos poco a poco pueden descubrir la naturaleza de Dios, la naturaleza del hombre y el cambio de naturaleza que ofrece Cristo. "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." (2 Corintios 5:17)
Cuando te levantes. En las mañanas nuestra mente está más fresca y desocupada. Es por ello que el salmista decía 'de madrugada te buscaré'. Dedicar cada madrugada para tener un encuentro fiel con la palabra de Dios sin dudas cambiará el rumbo de nuestra vida y nuestra historia. "Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas," (Salmo 63:1)
Aprovechemos esta jornada para aprender un versículo bíblico de memoria por medio de la repetición. Y si tenemos hijos (sean biológicos o espirituales), enseñémosle el Libro más poderoso que cambia a su lector mientras lo estudia. Repitamos una y otra vez la Palabra hasta que ella sea una realidad en nuestras mentes y corazones. ¡Gloria a Dios!
Tiempo de Orar
Padre amado, necesito tu Palabra, necesito aprender tu Palabra, necesito repetir tu Palabra. Dame una mente renovada y un espíritu deseoso de ir a tu palabra una y otra vez. Te lo suplico en el Nombre de Jesús de Nazaret, Amén.
Si este devocional ha sido de bendición y edificación a tu vida te animo a compartir y dejar tu comentario aquí abajo.
